Me estaba acercando hacia donde estaba el desayuno. Viéndolo de cerca se veía bastante apetitoso, pero no era solo eso, si no que yo me encontraba moribundo, ya habían pasado varios días desde la última vez que había comido algo de verdad.
Sabía que era rápido, pero esto era el colmo. Me había acabado el platillo en menos de un minuto. Vaya, eso si que había sido hambre de mi parte. Bueno, no solo eso, si no que también era de urgencia para mí abandonar este lugar en cuanto antes. En realidad pensaba que sería una gran ventaja para mí estar cerca de esa chica Sakura, pues podría serme muy útil usarla para poder vengarme de Eggman...Pero el profesor conoce mi lado femenino y, si me quedara, me reconocería fácilmente. No solo eso, si no que en este momento me encontraba como un hombre y la verdad es que aún no me quedaba del todo claro por que me cambiada de un sexo al otro sin previo aviso. Sería fatal quedarme aquí como ¨Shara¨ y repentinamente torname en ¨Shadow¨.
En fin, viendo que tenía más contras que pro, decidí abandonar el lugar.
Agarré la mochila en la cual había guardado mi ropa de mujer e inmediatamente me eché a correr, abandonando este sitio.
No sabía a donde quería ir, no sabía que hacer ahora, solo sabía que, entre más lejos de Eggman esté, podré pensar con más tranquilidad. Sin embargo, no podía sentirme tranquilo sabiendo que ahora era un fenómeno, o bien, siendo una mujer. Y esto de cargar una mochila con ropa de mujer lo hacía incluso aún más incómodo.
De tanto estar pensando en lo horrible que era todo esto, decidí dejar de correr para intentar despejar mi mente.
Me detuve por completo en lo que parecía ser un bosque. Me senté en una roca e intenté pensar por unos instantes. Pensé durante varios minutos en una solución y simplemente no conseguía pensar en nada que consiguiera aliviarme.
En fin, supuse que lo mejor sería intentar seguir mi vida como si nada hubiese pasado...aunque eso fuera casi imposible. Pensé que la mejor manera de volver a sentirme como el verdadero Shadow que soy sería entrenando un rato.
Me levanté y me dirigí directamente hacia un árbol, el cual tenía un tronco bastante grueso. Eso era bueno.
Lancé una patada en este y me había quedado impresionado. Bajé el pie mientras observaba desconcertado al árbol. Por un momento me sentía más débil, pero me había puesto contento una vez que vi que la marca de mi pie había incrustado en el árbol. Bien, al parecer todos los defectos desagradables solo llegaban a mí cuando era una mujer.
Continué pateando el árbol. A pesar de que no era un oponente digno para mí, esto era sin duda muy relajante para mí.
Después de haber pateado tantas veces al pobre árbol...terminé talándolo al pobre, causando que este cayera e impactara contra el suelo, emitiendo un gran estruendo. Vaya, que pena, varias aves salieron volando de su follaje apenas este comenzó a caer. Pobres, creo que las había dejado sin hogar...En fin, no es de mí interés...¡Ahora iré en busca de otro árbol para golpear! ¡Viva!
Me acerqué rápidamente hacia otro árbol con un tronco quizá más grueso. Esta vez comencé a golpearlo con mis poderosos puños mientras reía maliciosamente.
No pensaba parar hasta que nuevamente esos horribles pensamientos invadían mi mente. Entre más pensaba en ello, más furia sentía en mí y más fuerte se tornaban mis golpes.
Me detuve por completo. Mi cabeza comenzó a dolerme bastante. Era un dolor infernal.
Coloqué mis manos sobre mi cabeza y comencé a caminar con dificultad hacia otro lado. Empecé a gemir con gran dolor, pero mí cabeza no paraba de darme estas molestias. Era una terrible jaqueca.
Caí sobre mis rodillas y pegué un gran grito de dolor. Las aves salieron volando, huyendo, tras haber escuchado mi grito de desesperación.
Finalmente el dolor desapareció después de unos segundos. Estaba respirando con dificultad e intentando calmarme mientras bajaba mis manos.
No sabía lo sensible que podía llegar a ser cuando me dolía la cabeza. Sin embargo, cuando pensaba que nada malo podría pasar en este momento, noté algo extraño.
Vi en mis manos como los guantes me quedaban más grandes.
Rápidamente me levanté y observé con atención a mi cuerpo. Grande fue mi desagrado cuando noté que volvía a ser una chica.
- ¡Agh! ¿¡Por qué!? - Grité sumamente molesto ante la situación, alzando la mirada hacia el cielo, cerrando fuertemente los ojos y haciendo puños mis manos. - ¡Esto es increíble! - Me quejé aún con gran furia mientras lanzaba un fuerte golpe de odio a un árbol, al cual terminé destruyendo de un solo golpe.
No me importaba nada. Observaba con gran odio como el árbol impactaba contra el suelo. Una vez que este dejó de caer, acerqué mi puño hacia mi rostro.
Comencé a observar mi mano, desconcertado.
- Maldición...Pareciera que como mujer, cuando me enojo, obtengo mucha más fuerza...Sin embargo soy mucho más delicado... - Me dije a mi mismo en voz baja, analizando la situación. - ...¡Rayos...! - Añadí quejándome nuevamente en voz baja, pues quería evitar los gritos...me hacían sentir mucho más débil aún.
Esto era horrible y yo solo quería conseguir la manera de volver a ser un hombre lo más antes posible.
Estaba a punto de pensar en soluciones cuando repentinamente una voz me interrumpió los pensamientos.
- ¡Hey! ¿Pero qué está ocurriendo aquí? ¿Alguien me escucha? - Preguntaba esa voz mientras cada vez se acercaba más hacia donde yo estaba.
Era una voz masculina. Parecía ser amigable, pero la verdad es que jamás me he fiado de nadie, sea o no amigable.
Me coloqué en mi pose de combate para estar listo a lo que sea que se dirigiera hacia mí. Observaba como la sombra de ese sujeto se acercaba cada vez más y yo lo miraba con gran desagrado, preparado para esto.
Mis ganas de combatir habían muerto cuando vi de quien se trataba.
Regresé a ver el bosque con gran atención y se me había olvidado por completo que ese idiota vivía bastante cerca de el...¡Rayos! No lo había visto hace bastante tiempo y justo ahora tiene que asomar por estos lugares. ¡Qué inoportuno!
Rápidamente, con miedo a que me viera así, me escondí detrás de unos árboles y decidí esperar ahí hasta que se marchara.
Una vez detrás del árbol me dediqué a escuchar lo que decía, o bien, ver que hacía.
- ¿Hola? ¿Hay alguien? - Preguntó nuevamente, pero seguía sin obtener respuesta. - Cielos, juraría haber escuchado a una chica en aprietos y a su vez haber escuchado a un hombre gritar...me pregunto donde estarán... - Escuché decirse a si mismo desconcertado. - ¿La chica estará bien?
¿Una chica en aprietos? ...Maldición, si me hubiese abstenido a gritar momentos atrás, el jamás hubiera venido en busca de mí.
- Bueno, seguiré buscando. - Habló sin resignarse y comenzando a caminar a paso rápido.
Me comencé a desesperar bastante cuando vi que se dirigía en este dirección. No sabía que hacer. Si intentaba huir, seguramente me alcansaría, pues era un hecho que el era más veloz que yo. Quizá eso no era lo peor, si no que en este momento me encontraba desnudo...bueno, desnuda...Y mi mochila con la ropa se encontraba en el lugar donde el estaba.
Cada vez se acercaba aún más a mí. Me estaba quedando sin tiempo y tenía que pensar en una forma de escapar.
Una idea vino a mí en ese momento, pero sería arriesgado...y un desastre si la efectuara mal...
El momento había llegado. Se había acercado lo suficiente hacia mí y fue ahí cuando decidí salir corriendo por otro lado.
Mi plan era sencillo; correr, tomar la mochila, correr de nuevo, vistirme y, finalmente, correr.
Ya había efectuado la primera parte. Me acerqué rápidamente a la mochila, pero algo malo había pasado.
- ¿He? ¿Qué ha sido eso? - Se preguntó a si mismo, desconcertado y regresando la mirada hacia este lugar. Fue ahí cuando fui descubierto. - ¡Oye! ¡Espera! ¿Quién eres tú y qué haces por aquí? No tengas miedo. - Añadió mientras se acercaba hacia mí, caminando.
Me encontraba bastante asustado. Tomé la mochila y rápidamente me eché a correr en otra dirección.
- ¡Espera! ¡No te escaparás con algo que no tuyo! - Exclamó el, ahora bastante molesto.
Esta vez se acercó a mí corriendo a máxima velocidad, y esas no eran buenas noticias para mí.
- ¡Rayos...! - Me quejé en voz baja, frenando de golpe. - Yo ni en broma consigo escapar, mucho menos ahora que soy mujer. - Añadí regresando la mirada. - Será mejor cambiar al plan B. - Finalicé con gran desesperación mientras sacaba la ropa de la mochila y me la colocaba lo más rápido posible.
Apenas terminé de ponerme las prendas por completo, este tonto se había estrellado contra mí.
Comenzamos a rodar por el lugar, pues el no frenó a tiempo.
Pasamos rodando al menos durante un minuto y finalmente nos detuvimos.
- Ahora si me dirás quien e... - Comenzó a hablar serio mientras abría los ojos para verme, sin embargo, dejó su seriedad una vez que me miró.
Yo había quedado debajo de el, ahora me encontraba adolorido y el seguía encima de mí. No me aplastaba, pero me sentí bastante incómodo al abrir los ojos y verlo encima de mí.
- ¡Agh! ¡Sonic! ¡Quítate de encima! - Exclamé con furia, empujándolo para quitarlo de mí.
- Disculpa...¿Nos conocemos? - Preguntó regresando a verme desconcertado.
- Bu...bueno...yo... - Hablé regresando a ver hacia otro lado, muy nervioso.
- ...Esos ojos... - Comentó mirándome de cerca, con gran atención.
Ahora si, definitivamente sentía que iba a morir. Este era mi fin. Si alguien tan estúpido como Sonic se enteraba de esto, no solo me daría una paliza por ser Shadow, si no que también se burlaría de mí por ser Shara.
No sabía que hacer, el lo descubriría, sabrá que soy yo...
publica pronto!!o:
ResponderEliminarvengo a invitarte a que me sigas con esta nueva historia que voy a empezar n_n
to Live And Learn you must first Open Your Heart